
Esta tradición se remonta a los primeros siglos de la era cristiana cuando a las personas que querían recibir el Sacramento de la Reconciliación el Jueves Santo, se le ponían ceniza en la cabeza y se presentaban ante la comunidad vestidos con un "hábito penitencial".
Durante este tiempo (40 días, hasta el Jueves Santo) de penitencia, ayuno y oración, en el que nos preparamos para la Pascua de Resurreción, es un tiempo propicio para acercarnos a Dios Padre.
Fuente: catholic.net
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