Queridos hermanos y hermanas:
El tiempo de Cuaresma es una llamada al regreso a la casa de nuestro Padre Dios, si nos hemos apartado de él, malversando nuestra libertad; es una invitación a revestirnos de Cristo, renovando nuestros compromisos bautismales; es un tiempo de gracia para dejarnos conducir por el Espíritu Santo, que nos da fuerza para superar la tentación y nos conduce a una vida nueva.
La Cuaresma es tiempo de escucha de la Palabra de Dios para ponerla en práctica. Recordemos lo que nos dice Jesús: “El que escucha mis palabras y las pone en práctica, se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca” (Mt 7, 21). Si queremos que nuestra vida cristiana tenga solidez y podamos resistir ante las dificultades y envites de cada día, debemos escuchar con más asiduidad y frecuencia el mensaje de Jesús, intentando de todo corazón llevarlo a nuestra vida personal y comunitaria. Así lo estamos realizando, especialmente durante este curso, a través de los grupos de Lectura creyente del Evangelio de Marcos.
El Papa Benedicto XVI, en su homilía de clausura del Sínodo, dio este bellísimo mensaje: “es menester que se comprenda la necesidad de traducir en gestos de amor la Palabra escuchada, ya que sólo así se vuelve creíble el anuncio del Evangelio, pese a las fragilidades humanas que caracterizan a las personas. Ello requiere ante todo un conocimiento más íntimo de Cristo y una escucha siempre dócil a su palabra” (Benedicto XVI, 26-10-2008). La Palabra de Dios bien escuchada y acogida siempre produce gestos de amor.
Y esto es precisamente lo que os propongo realizar en esta Cuaresma: un gran gesto de amor de toda nuestra Diócesis de Huelva en favor de una pobre y joven Diócesis del Chad, en África. ¿En qué consistirá el gesto? Al principio de la Cuaresma se ofrecerá a todas las familias una sencilla hucha de cartón, para que se ponga en lugar visible de la casa. Nos recordará, durante los días cuaresmales, que hemos de orar -y para ello se ofrecen unas frases del Evangelio y unas breves oraciones que podemos repetir durante el día-, nos invitará a ayunar, es decir, a sabernos privar de tantos caprichos y cosas como nos atan y frenan en nuestra vida cristiana, y será como mano que pide limosna, es decir, que nos enseñe a compartir aquello de lo que nos hemos privado.
Se trata de que todos unidos, como gran familia diocesana, realicemos esta acción solidaria. Todos, -parroquias, comunidades, grupos, hermandades-, todos los que formamos esta Iglesia de Huelva, vamos a unir nuestras fuerzas para ayudar a nuestros hermanos. Importante es que compartamos con los que carecen de tantas cosas, pero importante es que realicemos esta acción juntos, porque así creceremos en unidad, superando la tentación de la fragmentación y la dispersión que tanto nos afecta.
Este gesto nos ayudará a redescubrir las tres acciones que la Iglesia recomienda al inicio de la Cuaresma, recordando las palabras de Cristo: la oración, el ayuno y la limosna, favoreciendo que todos los miembros de la familia: niños, jóvenes, padres y abuelos, estén unidos en este gesto solidario.
Recordamos en este año, dedicado a San Pablo, su recomendación a la comunidad cristiana de Corinto, con motivo de una colecta en la que el Apóstol puso gran interés: “Cada cual dé según el dictamen de su corazón, no de mala gana ni forzado, pues Dios ama al que da con alegría.” (2 Cor 9, 7).
La Cuaresma concluye con la Semana Santa, con la celebración de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor. Toda la Cuaresma es un camino que hemos de recorrer, siguiendo los pasos de Cristo, unidos a su Pasión, para compartir con Él la alegría de la Resurrección. El II Domingo de Pascua, haremos entrega de las huchas, compartiendo ¡con alegría! nuestra ofrenda con nuestros hermanos del Chad.
Os bendigo con todo afecto,
+ José Vilaplana Blasco, Obispo de Huelva
Fuente: Diócesis de Huelva
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