7 de febrero de 2007

Historia de la Hermandad V (1936 a 1940)

En 1938 se reorganiza la Cofradía de Ntro. Padre Jesús Nazareno, tras la decadencia sufrida con motivo de la Guerra Civil, tuvo que levantarse de la gran postración sufrida. Con la destrucción de la imagen del Nazareno en esos trágicos sucesos, la Hermandad, dirigida por el Hermano Mayor D. Rafael Acosta Muñoz, en unión de otros, y contando con la colaboración del Párroco, decide encargar en ese mismo año la nueva talla a Antonio Castillo Lastrucci entre otras razones por la probada nombradía de este escultor. Los disturbios de la Guerra Civil no consiguieron mermar la devoción al Nazareno y la Cofradía consigue tras numerosos esfuerzos reponer la antigua Imagen, de serena belleza y luciendo cabellera natural. Fue encargada por Antonio García Carballo (conocido como Antonio "el de la luz"), el precio fijado fue de 3500 pesetas, pagadas de la siguiente forma: 1000 pesetas al formalizar el encargo y el resto se fraccionó en dos plazos de 1000 y 1500 pesetas. Fue sufragada con aportaciones y donativos de los hermanos y vecinos de Rociana a través de una cuestación que hicieron los devotos. Ante la precaria situación económica a causa de la Guerra Civil, se necesitaron casi dos años para poder reunir el importe de la talla. Los dos últimos palzos fueron entregados por D. Rafael Acosta Muñoz, como representante de la Hermandad. Una vez se hubo sufragado el coste de la Imagen, en 1940 llegó a Rociana (según testimonio de personas mayores), en la ermita de la Virgen del Socorro, patrona de Rociana, donde la cofradía se había trasladado por el incendio de la Parroquia, se bendijo la imagen de Ntro. Padre Jesús Nazareno el acto tuvo gran solemnidad y fue una ceremonia muy emocionante. La imagen del nazareno se instaló en una hornacina, situada en el lado izquierdo; mientras se construía la hornacina, la Imagen fue trasladada a la casa del cofrade D. Rafael Acosta Muñoz. En dicha ermita permaneció provisionalmente desde 1940 a 1953, año en el que regresó a la Parroquia de San Bartolomé, tras su reconstrucción y reapertura al culto. Durante estos años, la Cofradía realizaba la estación de penitencia desde esta ermita.

La Custodia que poseía la Hermandad se utilizaba en el Monumento del Jueves Santo y en la procesión del Corpus Christi ( hasta finales de los años veinte que dejó de salir), era una pieza de un metro y medio de altura aproximadamente, cincelada en plata de ley, realizada a finales del siglo XVIII o principios del XIX, de la que se desconoce su autor, con planta octogonal y división en cuerpos. Sus elementos constructivos son de estilo barroco, los cuerpos mayores colocados en sentido decreciente, de abajo a arriba, son templetes octogonales sostenidos por columnas. La peana, cuatro candelabros de guardabrisas y el paso procesional de la Custodia se guardaban en la casa de Dña. María de la O Jiménez Molina, al encontrarse en este domicilio se salvaron de su destrucción en aquellos sucesos de 1936. A pesar de lo sucedido, no se dejan de hacer los cultos al Santísimo y al año siguiente se reanuda la procesión eucarística del Corpus con un Ostensorio, propiedad de la Parroquia, que sale bajo palio. Para que se pudiera realizar esta procesión, en 1937 se adquirieron los varales y la tela del palio. Pasaron los años y estos enseres seguían en el domicilio, ya que la Hermandad no se hacía cargo de ellos, entendiéndose por no poder hacer frente a la compra de una nueva Custodia para adaptarla a estas reliquias. A finales de los años cincuenta Dña. María de la O, viendo que la Hermandad no utilizaba sus enseres, dispone de la peana del paso procesional, cincelada en plata de ley, y se la entrega a Dña. Mercedes Vallejo Pérez, encargada del culto de la Imagen de la Virgen del Socorro, para uso de esta Imagen. Años mas tarde, el párroco D. Manuel Cumbreras Gómez intentó recuperarla, pero Dña. Mercedes no accedió a ello. Actualmente, la peana de la Custodia procesional se encuentra bajo los pies de Ntra. Sra. del Socorro, en su camarín. Los cuatro candelabros de guardabrisas fueron vistos como elementos decorativos en una de las propiedades de Dña. María de la O Jímenez.

Texto: Manuel Rodríguez Calvo

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